Un Pinot Noir de latitud extrema


Marcelo Yagüe, su esposa Patricia Ferrari y sus hijas llevan adelante hace apenas cinco años la bodega Casa Yagüe en Trevelin. Su eje son viñedos plantados por ellos mismos en el 2014 a 500 metros del río Futaleufú, en el centro de un valle fértil casi en el límite con Chile. 

Inicialmente apostaron al Chardonnay, el Sauvignon Blanc, el Semillón y el Cabernet Franc como única cepa tinta. Con gran insolación, amplitud térmica marcada y un clima difícil donde las heladas son una amenaza constante, lograron vinos de inconfundible identidad. Y este 2023 los encontró dando un nuevo paso: la primera añada de Casa Yagüe Pinot Noir, plantado en el 2019, que saldrá al mercado en octubre y cuyo proceso describe aquí Marcelo. 

-¿Por qué decidieron finalmente apostar al Pinot Noir?

MY: El Pinot Noir es una variedad que en esta latitud extrema encuentra su lugar para desarrollarse en su mejor expresión dentro de Argentina.

La Patagonia es la región por excelencia para esta cepa, que se caracteriza por transmitir el lugar donde se implanta. Tenemos exponentes en esta zona entre los mejores Pinot Noir del mundo.

Trabajando siempre por la excelencia en calidad, sin importar la cantidad decidimos plantar varios clones de Pinot en aproximadamente una hectárea y media para lograr un Pinot con los matices más complejos.

-¿Qué características le brinda el suelo y clima de Trevelin a esta cepa?

MY: El Pinot en la IG de Trevelin se desarrolla muy bien y lentamente. La planta se adapta con el paso del tiempo y logra expresarse mejor a partir del cuarto año. 

El suelo franco arenoso, con piedras planas con incrustaciones calcáreas y lecho de río, logra que el buen drenaje permita que las raíces avancen buscando la humedad. El clima con noches siempre frías por debajo de los 10 grados inactiva las plantas favoreciendo la mayor concentración de aromas y sabores, que sumado a una maduración lenta permite lograr vinos bien balanceados, y con acidez natural. 

El Pinot Noir como todos los vinos de Casa Yagüe no está intervenido con correcciones, es muy honesto y simple en su elaboración. Representa el ambiente sano y naturalmente orgánico donde se encuentra. 

El primer exponente saldrá a partir de octubre de este año, ya se encuentra en botella y nos muestra un perfil  en boca de mucha frescura,  balanceada con sutileza por el aporte de nuestras barricas bio-oak de segundo uso, que le dan un estilo muy elegante y particular destacando la presencia de la fruta roja.

-¿Qué proyección pensás que tiene como exportación el Pinot Noir argentino en general y patagónico en particular?

MY: Estamos trabajando de a poco en abrir pequeños nuevos mercados a medida que nuestras plantas entren en producción plena. Trevelin tiene una gran oportunidad de llevar sus vinos al exterior, por el creciente interés en general sobre vinos especiales de clima frío.

El Pinot Noir patagónico ya tiene un sello distintivo, y un camino importante iniciado en cuanto a exportaciones y prestigio. Creemos que los vinos son únicos, de pequeña escala, casi en toda la Patagonia como así también en la zona de Chubut, y en la IG Trevelin. Todos tienen un potencial extraordinario para poder llegar a esos lugares especiales de gastronomía de nicho  tanto en Europa, Asia o Estados Unidos.

-¿Qué nuevas posibilidades le abre a la bodega la familiaridad creciente con la zona y el expertise que van ganando a través de los años?

MY: El mundo del vino, de viticultores en Trevelin es un permanente desafío. Desde Casa Yagüe en nuestro día a día siempre hay nuevas metas a alcanzar, respetando los tiempos que nos da la naturaleza cada año.  Partimos que nuestra uva está en el jardín de casa y es nuestro principal trabajo todos los días.

El clima a veces retrasa tus expectativas, porque dependés de cada ciclo de la vid, así como también de cada elaboración y cada añada, con sus particularidades. Siempre estamos aprendiendo y mejorando con objetivos claros de proyección a largo plazo.  Es paciencia, es un viñedo plantado con nuestras manos, paso a paso. Y vemos que a medida que las plantas se adaptan a nuestro lugar nosotros vamos aprendiendo a conocerlas, a encontrar su equilibrio en su crecimiento para poder lograr una viña sana, longeva, con bajos rendimientos y de alta calidad de fruta. Solo de esta manera creamos grandes vinos.

Social Links