Sobre el crecimiento personal y la profesión
Hace algunas semanas tuvo lugar en París una nueva edición del Concurso Mejor Sommelier del Mundo, del cual participaron Valeria Gamper y Andrea Donadio como representantes de Argentina. Tuve el privilegio de ser invitada por ASI para integrar la comitiva de prensa que acompañó a la delegación de nuestro país, la cual también contó con Valeria Mortara, vicepresidente de la AAS. En el marco de la competencia, pude hablar con ambas sommeliers de todo un poco: sus experiencias, París, el vino y la profesión en nuestro país y en el mundo.
Con más de 15 años en la profesión, Valeria Gamper arrancó allá por el 2007, sintiendo cierto sabor a poco después de terminar la carrera, porque sentía que era el momento de seguir capacitándose. “Estudiar, hacer un curso, después otro, trabajar... Este no es un recorrido que se hace en meses, sino en años”, nos dice sonriendo la mujer que se ubicó entre los seis mejores del mundo hace apenas unos días en el Concurso Mejor Sommelier del Mundo en París y que hizo que Argentina fuera el único país latinoamericano que entrara en las semifinales de esta destacada competencia.
Andrea Donadio, por su parte, es la flamante Mejor Sommelier de Argentina. Obtuvo el título en noviembre del año pasado en la competencia que, por primera vez, la AAS organizó en la ciudad de Mendoza.
Ella nos cuenta que “el camino fue y es una larga trayectoria desde que arranqué la carrera. Las vueltas de la vida me llevaron en el año 2014 a anotarme al concurso Mejor Sommelier de Argentina. Sin mucha expectativa y sin tampoco mucho entrenamiento, me animé y competí por primera vez. Quería vivir una experiencia nueva que me motivó muchísimo y me llevó a estudiar más, a capacitarme más. Lo lindo es que en cada concurso el saldo siempre es positivo. Una sale mejor profesional y se enriquece estudiando con colegas. Después, el hecho de ganar es un gran reconocimiento, mucha visibilidad en el rubro que te posiciona desde otro lugar, acerca mucho más a los productores y a tener contactos importantes al momento de desenvolvernos de manera profesional”.
¿Cuál crees que es el rol actual que ocupa la sommellerie en relación a la industria del vino en el país?
“Yo creo que la sommellerie tiene un papel clave. Y creo que la industria ya se dio cuenta que la sommellerie genera mucho dinero, vamos a decir la verdad”, explica Valeria Gamper. “El sommelier es vital en un restaurante. Un sommelier hace dinero con la cava, trata bien al cliente, el cliente vuelve, ese es un rol clave”.
“También la industria se ha dado cuenta de que es clave tener un sommelier en la bodega, en la parte de ventas y comunicación pero también en la parte de enoturismo. ¿Por qué? Porque sabe comunicar el mensaje a un consumidor final que puede estar visitando un viñedo, comiendo en un restaurante o leyendo una revista. El sommelier hoy también es clave en los medios de comunicación, y en los centros educativos, en las distribuidoras. Hoy tener sommeliers en cualquier ámbito relacionado con el vino es económicamente muy viable y muy rentable”.
Andrea, por su parte, entiende que la profesión sigue en pleno crecimiento y ve que el sommelier ya no es solamente aquel que estaba ligado solo al servicio y al restaurante. “Hoy en día no sólo te podés desarrollar en servicio sino en una bodega, en una distribuidora, en comunicación o incluso en marketing. Hoy hay cada vez más lugares donde desarrollarse y donde un sommelier puede demostrar su expertise y su conocimiento”.
Un poquito de Argentina y el mundo
Entre las expresiones más auténticas que tiene Argentina respecto al vino, Valeria destaca ”la altura, la diversidad, la extensión, la enormidad. Hoy en Argentina además hay mucha innovación, mucha creatividad. Por supuesto que están las regiones tradicionales y siempre van a estar pero la visión del productor hoy es no hacer solamente vinos tradicionales. Es buscar nuevas cepas, nuevos climas, innovar en todo”.
“Argentina como país productor es una referencia en todo el mundo”, agrega Andrea.
¿Qué valoraciones y opiniones tenés en relación al vino argentino?
“Ay, lo extraño tanto”, dice Valeria con emoción en el rostro. “Puedo decir que tiene que salir al mundo por la calidad, por la impronta que tiene, por lo reconocible que es, por lo bien que están haciendo las cosas”.
“Somos un país productor, de gran calidad que ofrece gran diversidad, mucha extensión. No sólo clima desértico como antes siempre se vendía. Los Andes son únicos pero también hay nuevas regiones, no sólo en altura. Obvio que siendo mi país tengo una valoración emocional y capaz algo subjetiva además, porque la Argentina me dio todo, mi profesión y un montón de conocimiento. Y estoy orgullosa de poder representar a mi país”, explica Andrea entusiasmada.
Estando en Francia vemos una sommellerie muy tradicional ¿De qué manera te parece que nosotros, Nuevo Mundo, podríamos aportar a la actualización de la profesión?
“Ser y estar, no hay que sentirse excluido”, dice Valeria. “Ser y estar, desde adentro, aportando nuestra visión y nuestra manera de hacer las cosas”.
“Creo que principalmente podemos aportar en el ámbito del servicio porque hay que salir del formato acartonado”, reflexiona Andrea. “Me remonto al momento en que yo estudié y veo a una Andrea con el pelo tirante y siempre maquillada, impecable, y hoy el sommelier tiene que ser auténtico, real y mostrar su personalidad. Cuando uno es transparente, más puede transmitir conocimiento. No tenemos que ser todos iguales, ser robots en un restaurante. Lo lindo es transmitir nuestro espíritu auténtico y eso viene de la mano de aceptarnos como somos. Si pedimos que en el mundo del vino se muestre la diversidad eso también viene de la mano de la diversidad de personas, y eso siempre es muy enriquecedor”.