Con poco más de dos décadas de vida, Mi Terruño es un proyecto familiar ubicado en San Roque, departamento de Maipú, provincia de Mendoza.
La familia Baigorria, sus fundadores, tienen relación con el mundo vitivinícola desde 1978 pero recién en el año 2000 decidieron comenzar a elaborar vinos. Desde ese momento, buscan transmitir el sentido de pertenencia a la tierra y el orgullo de su origen mendocino. Aquí, dialogamos sobre el proyecto con su enóloga, María Eugenia Baigorria
-¿Cómo nació el proyecto de Mi Terruño?
MB: La familia Baigorria tomó posesión en 1980 de lo que fue San Roque SA. Los propietarios poseían una fábrica de mosaicos venecianos, Fabril Casale y por esa razón es que hoy, Bodega Mi Terruño está cubierta con inigualables y únicos diseños de mosaicos, dándole una particularidad excepcional.
En el 2000, Oscar Baigorria junto a su esposa e hijos (Gabriel, María Eugenia e Ignacio) deciden iniciar el proyecto Mi Terruño, llamado así por el valor que desde un inicio se le dio al terroir, buscando que la calidad se diferenciara seleccionando los mejores terruños.
Hoy elabora más 2.500.000 litros que dan orígen a más de 50 etiquetas de distintas líneas. Se exporta a más de 50 países y también tiene mucha presencia en el mercado local.
-¿Qué particularidades ofrecen las diferentes zonas en las que trabajan?
MB: Somos conscientes de la riqueza y variabilidad de terrenos que ofrece la provincia y por esa misma razón producimos nuestras uvas en distintas zonas: desde 700 m.s.n.m. en Santa Rosa hasta 1200 m.s.n.m. en el Valle de Uco, aprovechando la calidad que cada micro-región nos ofrece.
Seleccionamos los terrenos más arenosos y con clima más cálido para variedades como Bonarda, Syrah y Tempranillo, y los de más altitud para variedades como Cabernet Franc y Petit Verdot. Así, jugamos con la riqueza del terroir y las necesidades que se buscan para cada variedad y línea determinada.
-¿Qué busca expresar cada una de las líneas de vinos que elaboran?
MB: Desde la línea joven hasta las que poseen mayor guarda, la bodega busca que el consumidor pueda encontrar siempre las características propias de cada uva.
En las líneas de guarda se busca el equilibrio entre fruta y madera sin que esta última sea el personaje principal. Contamos con las línea Uvas, Expresión, Reserva, Reserva Limitada, Mayacaba e Icono, una amplia oferta pensada para distintos segmentos de mercado pero donde todos los vinos tengan algo en común: apreciar el terruño.
También contamos con otra línea que genera una disrupción en el mercado: MoonFest, una sangría elaborada con Malbec y otra con Torrontés, ambas acompañadas de esencias naturales para volverlas bebidas ideales para épocas de calor.
-¿En cuáles mercados internacionales están presentes y cómo lograron posicionarse?
MB: Principalmente en Estados Unidos pero también tenemos presencia en Brasil, Perú, Colombia, el Caribe, México, Francia, Polonia, Alemania, Australia, Japón, Tailandia y Corea del Sur, entre otras regiones.
Ha sido un trabajo arduo desde el 2000 con mucha presencia, viajando continuamente y dando a conocer nuestros productos.