Crónica de un concurso


Por Valeria Mortara

No se trata de comenzar esta historia por el final. Sino que las sensaciones del Concurso Mejor Sommelier de las Américas de Canadá se fueron instalando en mi memoria de manera caprichosa. Recuerdo el día de la final del Concurso en el teatro Marie-Gerin-Lajoie Hall de Montreal. Esta competición es abierta al público, asiste prensa de distintas partes del mundo y se transmite en vivo. Pequeños o grandes detalles que hacen al clima del ambiente.
 
24 de mayo 4 pm. Martín Bruno por Argentina, Carl Villeneuve Lapage y Pier-Alexis Souliere por Canadá, son anunciados como finalistas. Deben elegir un sobre con su número de aparición. El representante argentino será el último en pasar.

En 33 minutos y 30 segundos deberán preparar un cóctel, realizar servicio de champagne, de botella magnum de Sancerre, de cerveza, maridar un menú completo con vinos del continente sin repetir país, aclarar la confusión de un cliente que ha mezclado sus copas y desea identificarlos precisando su origen, degustar un vino y destilados a ciegas, describirlos y acercarse lo más posible al producto real, degustar otro vino y justificar el por qué debe incorporarse en la carta y finalmente detectar los errores de la carta errónea. Los micrófonos ajustados a sus bocas dejan percibir la emoción que va por dentro.

Una vez terminada la prueba individual, los tres estarán juntos para la consigna final. Identificar con nombre y apellido a cada una de las mujeres que pasarán por la pantalla. Mujeres del vino.

El nivel mostrado es muy alto. Han dado lo mejor de sí. Todos deseamos tener en algún momento el privilegio y la oportunidad de disfrutarlos en acción, en una sala real.

Argentina está orgullosa de sus representantes. Una vez más se demuestra que la sommellerie argentina está en un nivel muy alto y en vías de desarrollarse aún más.

El resto es realidad e historia. Pier-Alexis es el Mejor Sommelier del continente, Martín el Segundo, Carl el Tercero. Queda tiempo para un festejo más. Valeria Gamper, la otra competidora argentina es la Cuarta.

Todo había comenzado unos días antes y vale la pena recordar desde nuestra llegada el 21 de mayo.

21 de mayo 5 pm. Es primavera en Montreal y la tarde es templada y luminosa. De a poco, delegaciones y representantes de distintos países del continente americano comienzan a reunirse en la recepción del hotel. Abrazos, reencuentros y sonrisas es todo lo que plena a esa instancia. 

De allí se partirá hacia lo que será la primera cita oficial. Una cena presentada por Mission Hills, Wines of Nova Scotia y Nova Scotia Department of Agriculture and Aquaculture. Habrá discursos y bienvenida y entre ostras y langostas se dará inicio oficial al concurso que tendrá comienzo muy temprano, la mañana siguiente.

22 de mayo 9 am. Los 20 candidatos que representan a Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Méjico, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay están listos, sentados y en silencio esperando lo que será la primera consigna. No están todos, lamentablemente. A Gustavo García y Nesthor Mercado se les ha negado la visa, solo por ser de Venezuela.

Las pruebas del día 1 consisten en cata y descripción completa de dos vinos, tres destilados y un teórico de 200 preguntas. Para ello solo cuentan con 123 minutos.

Una vez terminada esta primera parte, por cierto nada fácil, comienza la segunda. 

En ella, los participantes pasan uno a uno a una sala y se les lee la consigna. Recién aquí, se permiten espectadores. Frente a sus ojos encuentran una mesa con seis personas, a quienes deberán realizarle el servicio de una botella de 500 cc de champagne. Vale mencionar que uno de los integrantes de esa mesa es Serge Dubs, Mejor Sommelier del Mundo 1989. Durante el mismo, tendrán que responder una pregunta sobre maridaje. Aquí muchas cosas se tienen en cuenta: correcta apertura, presentación y servicio de la botella, seguridad en los movimientos, elegancia, conocimiento de producto.

Es alto el nivel de los argentinos Valeria Gamper y Martín Bruno en esta prueba. Los comentarios, en baja voz de los que la presenciaron hacían referencia a esto, poniendo foco en Valeria quien hizo un servicio casi perfecto, siempre con una sonrisa.

22 de mayo 2 pm. Fin de los exámenes del primer día. Solamente de los exámenes, porque comienzan los seminarios en los que los candidatos estarán presentes para seguir aprendiendo y captando información de último momento y quizás de allí provenga alguna pregunta en las pruebas siguientes.

22 de mayo 2:30 pm. Se dio comienzo al seminario de Wines of Argentina “Breaking New Ground” a cargo del Presidente de la Asociación Argentina de Sommeliers, Matías Prezioso a quien acompaño. El salón está completo y es muy alto el interés de los asistentes en distintas cuestiones de la vitivinicultura argentina. 

22 de mayo 4:30 pm. Seminario sobre vinos de Nova Scotia, Benjamin Bridge. 7 pm, seminario de Wines of Ontario.

22 de mayo 8:30 pm. Ahora sí, la ansiedad y los nervios empiezan a sentirse en el ambiente. En pocos minutos se dará anuncio a los semifinalistas. No se sabe si serán siete, ocho… Todos expectantes, todos esperan su oportunidad.

El Presidente de la Asociación de Sommellerie Internacional, Andrés Rosberg, finalmente comienza a anunciarlos a través de un número que los identificará hasta el final del concurso. Y es allí donde Argentina se exalta, festeja. El candidato número 3 y la candidata número 19 se han ganado su pasaje a las semifinales y ya son parte de los ocho mejores sommeliers del continente: dos por Canadá, dos por Argentina, uno por Brasil, uno por Méjico y uno por Perú.

Caras alegres y otras con tristeza, pero sobre todo una gran camaradería, saludos sinceros y buenos deseos para los que avanzarán a la próxima fase y para aquellos que quedaron en el camino, que no es cualquier camino.

Hora de comer, de conectarse, de relacionarse, de expandir fronteras y compartir conocimientos. Así se viven los momentos en los que no se concursa. 

22 de mayo 9 am. Nadie sabe cómo serán los exámenes por venir. Comienza una vez más la pasada individual sin que los candidatos puedan cruzarse en el ínterin. La primera prueba del día es una degustación. Aquí, el jurado está compuesto por dos personas con planilla rigurosa siendo uno de ellos Andreas Larsson, Mejor Sommelier del Mundo 2007. Primero un espumoso al que deberán describir con la mayor precisión posible. Vista, nariz, boca y toda la información que puedan brindar como estilo de vino, procedencia, composición, añada, zona, precio, maridajes sugeridos, será calificada. Luego, tres destilados con la misma directriz y finalmente un maridaje. Un postre y dos bebidas que deberán describir para así elegir y justificar la mejor opción. Cada una de ellas son cronometradas: 12 minutos en total y el timbre que anuncia el fin del tiempo deja a algunos conformes y a otros no tanto. Seguramente quedan cosas por decir. 

La segunda parte es en una sala contigua y más amplia. Allí habrá dos consignas. La primera consistirá en realizar el servicio de una botella magnum de vino rosado Côtes de Provence para doce personas. Tres de ellas son Paolo Basso y Serge Dubs, Mejor Sommelier del Mundo 2013  y 1989 respectivamente e Hiroshi Ishida, Mejor Sommelier Asia – Oceanía 2015. Deben asignar las copas, chequear que estén en correcto estado, hacer un uso correcto de la mesa de apoyo, presentar el vino de manera completa, contar sobre él, todo esto sin perder de vista la medida exacta y equitativa para cada uno sin dejar nada en la botella. Una anécdota maravillosa en esta prueba que dejó asombrado al jurado la brindó Valeria Gamper. Ella no vio la botella en la cava pero no se apabulló ni perdió de vista su objetivo. Se fue detrás de los biombos, donde se encontraban en un recipiente con agua y hielo el resto de las botellas para ser usadas con otros concursantes y regresó con la botella en la mano y aire de victoria. Desaparecida en imagen pero muy presente. Todos percibían lo que estaba sucediendo gracias al sonido de su búsqueda. Fueron segundos de desconcierto que terminaron en frases como “es lo que puede pasar en la realidad”, “yo la quiero para mi restaurant” “cómo pudo resolverlo con tanta claridad”. Culminó con un gran servicio.

La siguiente consigna será convencer al gerente del restaurant, el Sr. Basso, de una importante compra de Côte de Provence y argumentar su incorporación con la mayor cantidad de justificativos posibles en tres minutos. Aquí Martín Bruno se luce con argumentos precisos, claros y gran fluidez.

Fin de competencia excepto para quienes serán los tres finalistas. El tema es que ellos no sabrán quiénes son hasta el preciso momento de tener que concursar la final. Allí mismo se anunciarán los ganadores y casi en el acto pasarán a competir. 

El día se completa con una visita a Domaine Neige en Hemmingford, un seminario de Mission Hills y otro de Wines of Columbia.

Esa noche, los ocho candidatos la pasarán ansiosos, estudiando, repasando, durmiendo si lo logran. Se siguen preparando por las dudas.
 
24 de mayo. Último día de competencia. La mañana comienza con un seminario de vinos del Rhône y continúa con una degustación de Philippe Dandurand Wines. Una de las claves consiste en aprender y compilar información hasta último momento.

Falta poco para el anuncio de los tres finalistas.

Pudimos sentir sus emociones, pudimos verlos querer ser mejores y por sobre todas las cosas pudimos percibirlos orgullosos por el trabajo realizado.

25 de mayo. Abrazos, despedidas y promesas.


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