Gravascal, un vino histórico


El malbec Zuccardi Finca Piedra Infinita Gravascal 2019 se alzó con una evaluación perfecta de 100 puntos en el Argentina Report 2022 de Tim Atkin. 

En su informe, el crítico y Master of Wine lo describió como un vino “puro, enérgico y adecuadamente calcáreo y concentrado” con notas a “granada, pimienta blanca, grosella y mora, acidez enérgica y ninguna influencia del roble”. 

En diálogo con Sebastián Zuccardi, nos adentramos en la elaboración de este malbec que ya quedó para siempre estampado en la historia de la vitivinicultura argentina. 

¿Qué elementos, a tu juicio, se conjugaron para hacer de Gravascal un vino de 100 puntos Atkin?

SZ: Creo que, antes que nada, es el lugar. Paraje Altamira es único, desde lo climático y desde los suelos. La influencia de la Cordillera determina una zona fresca, pero con luz y con suelos muy rocosos, heterogéneos y con alto contenido de carbonato de calcio. 

Además, se suma nuestra interpretación del lugar, en la que buscamos la pureza. Es un lugar al que conocemos en profundidad, ya que venimos trabajando aquí hace tiempo. Y también hay una historia familiar que muestra una manera de trabajar en profundidad y con dedicación. 

Y otro factor es el año. Quizás 2019 haya sido el mejor año que nos tocó vinificar y, por supuesto, suma en esta conjunción de factores que llevan a los 100 puntos. 

Es interesante que alguien como Tim Atkin, que lleva 30 años viniendo a la Argentina, con todo el conocimiento que tiene, pueda reconocerlo de esta manera.

¿Cuáles son los puntos clave del trabajo enológico que da a luz al vino?

SZ: Para mí los puntos clave tienen que ver con el potencial y la unicidad del lugar. Luego, con el trabajo de separación que venimos haciendo en el viñedo por tipo de suelo. Conocemos nuestro viñedo centímetro a centímetro.

En la forma de cultivar, en la definición del momento de cosecha y luego en la bodega, la palabra precisión se repite y tiene que ver con el respeto por la expresión del lugar, con buscar mostrarlo de manera transparente, sin buscar la perfección sino la unicidad. Por eso, todo el trabajo en bodega está enfocado en respetar el lugar y nuestra mirada sobre él.

Entre otras cosas, Atkin destacó el potencial de guarda extraordinario de Gravascal. ¿Es esto un hito importante con relación a la nueva generación de tintos sin barrica?

SZ: Creo que el potencial de guarda no está directamente relacionado con el paso por barrica. Para mí, ese potencial está asociado al lugar, al trabajo en el viñedo y al de la bodega.

Sin dudas, la madera es un material noble muy ligado a la historia y a una tradición en la elaboración de vinos. Pero creo que muchas veces se le ha dado a la barrica más responsabilidad o atributos de los que tiene. 

Nosotros creemos que el potencial de guarda está asociado al lugar, a cómo trabajamos en el viñedo y en la bodega y a cada año en particular. Creemos que los grandes años también dan una guarda mayor. Y buscamos hacer vinos que tengan, en un punto, la fisonomía de maratonistas: en vez de estar apoyados en la dulzura y la concentración, lo están en la textura, en la estructura y en la fineza. 

Cuando uno mira hacia atrás en la Argentina se da cuenta de que la influencia de la barrica chica no estaba, sino que es más bien moderna, aparece en los ‘90. Los viñedos viejos y esos grandes vinos interesantes de cosechas añejas que podemos probar tienen que ver con una guarda en concreto, o en toneles muy grandes y antiguos.

¿Cuáles son las diferencias entre las parcelas de las que provienen Gravascal y Supercal?

SZ: La diferencia es fundamentalmente el suelo. Ambos vinos provienen de Paraje Altamira, del mismo viñedo, que es Finca Piedra Infinita. Este viñedo está ubicado en el eje del cono aluvial del río Tunuyán. Esto hace de Piedra Infinita una finca con muchísima variabilidad de suelos, con rocas muy grandes y con altísimo contenido de carbonato de calcio. La parte climática es la misma y lo que cambia es el suelo. 

Son vinos que buscan mostrar en pureza un lugar. Supercal proviene de un suelo en donde hay 10 centímetros o menos de limo y enseguida empieza la piedra con carbonato. Es como un reventón de piedra. Mientras que Gravascal tiene 40 o 50 centímetros de suelo predominantemente limoso, y luego aparece esa piedra de granito cubierta por carbonato de calcio.

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