La sommellerie, una profesión de infinitas oportunidades


Junio es el mes de la celebración del Día Internacional del Sommelier. En una profesión con tantas facetas, quisimos iluminar una muy particular: la manera en la que ofrece posibilidades de renovación para amantes del vino interesados en darle un rumbo diferente a sus vidas laborales.

Así, decidimos buscar los testimonios de tres mujeres que se volcaron a la sommellerie buscando nuevos horizontes: Sorrel Moseley-Williams (que colabora con medios especializados como Decanter y Drinks International), Sol Tony (sommelier del restaurante Las Flores) y Gabriela Vinocur (co-fundadora de Vico Wine Bar y actual estudiante de CAVE).

-¿Por qué decidiste estudiar sommellerie?

-Sorrel: Estudié sommellerie porque soy periodista gastronómica. En aquel entonces escribía en el diario Buenos Aires Herald y me comenzaron a llegar invitaciones a catas. Me di cuenta de que no sabía mucho pero me intrigaba un montón.

En el 2011 había la opción de un curso de seis semanas o dar el salto y hacer la carrera de dos años. Pero los horarios de trabajo eran complicados así que medio que me olvidé de la idea. Pero en el 2013 luego de renunciar al diario un amigo me recordó que lo había considerado y decidí capacitarme para escribir sobre vino y bebidas.  

-Sol: Decidí estudiar sommellerie después de hacer unos cursos con un amigo con el que nos solíamos juntar a tomar vino. El curso tenía dos niveles, hice ambos, me encantaron y me fui de viaje a Mendoza. Ahí decidí que cualquier escenario con vino tenía que ser mi oficina, y me puse a estudiar la carrera.

Mientras tanto, estaba cerrando un local de ropa y empecé a trabajar en una oficina. Ahí estaba a la mañana, luego estudiaba y a la noche trabajaba en gastronomía. Terminé agotada pero era mi norte.

-Gabriela: Trabajo hace bastantes años en proyectos que tienen al vino como protagonista. Desde un comienzo me capacité, hice varios cursos en CAVE y dos niveles de WSET. Pero siempre pensé que para completar esa formación (que por supuesto nunca termina), tenía que estudiar sommellerie. 

Me movilizaba una gran necesidad de explorar la faceta del servicio, y adquirir nuevas herramientas que me brindaran mayor confianza y me permitieran desarrollarme a pleno en los distintos roles que cumplo en el bar de vinos y restaurant del que formo parte.

-¿Por qué pensás que muchas personas eligen la carrera luego de años de trabajo en otro campo?

-Sorrel: Tuve compañeros que eran abogados, bartenders, gente de otros mundos.Creo que todos estaban buscando tener otra experiencia, ya tenían interés en vinos y se dieron cuenta de que podía ser algo interesante aprender más y convertirlo en algo rentable. En mi caso era sumar herramientas pero muchos buscaban un cambio: siendo sommelier podés trabajar tanto en servicio como tener una vinoteca, trabajar en bodegas, capacitar otra gente. En Argentina es casi esencial tener dos trabajos o más, en este caso te da otra faceta que te abre puertas.

-Sol: En mi caso particular ni sabía que existía la carrera hasta que fui grande y supe que se podía estudiar sobre ese tema. Igual hoy creo que eso ya cambió mucho.

-Gabriela: Pienso que es muy importante poder escucharnos y sentirnos. Estudié derecho en la UBA, una carrera hermosa que disfruté un montón, soy abogada y el ejercicio de la profesión me dio muchas satisfacciones.

Pero al querer crecer profesionalmente e independizarme (trabajé en ámbitos privados, públicos y en una prestigiosa ONG), me di cuenta de que estaba atrapada más en un mandato social que en un deseo de cómo quería vivir de ahí en adelante, no me sentía cómoda. Ser abogada ya era parte de mí para siempre, pero vi que podía trabajar en algo diferente si ese era mi deseo. Fue ahí que pude ver un nuevo rumbo en el mundo del vino.

-¿La sommellerie te parece un mundo laboral amigable para quienes buscan un cambio de rumbo en su vida laboral?

-Sorrel: Es algo muy flexible, no hace falta trabajar en un restorán o en un hotel. Una vez que estás capacitado hay muchos emprendimientos posibles. Hay sommeliers con proyectos propios que se convierten en algo permanente. Yo he hecho eventos pop-up, capacitaciones, asesoramiento de cartas, son cosas que no ocupan tanto mi tiempo como el periodismo pero son actividades que complementan.

-Sol: Tenía muchos miedos, sabía que entraba de “grande”. Pero me encontré con un lugar donde verdaderamente la edad no importa, sí cómo estás plantado en relación a tu mirada sobre el vino. Te abre otros caminos donde hay muchas más posibilidades. Como en toda profesión, se necesita mucha dedicación y esa es una condición sine qua non. Pero en cuanto a oportunidades las hay, solo hay que esmerarse.

-Gabriela: Sí, sin dudas que sí, y no importa la edad. Es una profesión que permite crear hermosos vínculos, una profesión muy seria que requiere de mucho conocimiento y actualización permanente, que permite viajar y conocer nuevas culturas, conectarse con la naturaleza, y por sobre todo, que mantiene muy activos todos nuestros sentidos mientras evolucionamos, como los grandes vinos.

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