Expectativas, investigación y novedades


La propiedad se encuentra en Tunuyán, en el distrito Los Chacayes y cuenta con 320 has, de las cuales tiene implantadas 72 hectáreas, con 8 variedades: Sauvignon Blanc, Torrontés, Chardonnay, Pinot Gris, Pinot Noir, Cabernet Franc, Petit Verdot y Malbec. 

“Los viñedos fueron plantados entre 2008 y 2009, y se encuentran entre los 1250 y 1280 m.s.n.m. La empresa también cuenta con otra propiedad ubicada en El Cepillo, San Carlos, donde además de las variedades nombradas anteriormente, contamos con Merlot y Cabernet Sauvignon. Casa de Uco no solo hace sus propios vinos, sino que también tiene un sector de Real Estate, donde elaboramos vinos a 23 personas diferentes, haciendo un total por año de 220 lotes de vinos diferentes, es decir le hacemos entre 4 o 5 vinos diferentes a 23 personas distintas, donde los estilos, los colores y las metodologías son diferentes……es un lindo lío, pero muy divertido y desafiante”, dice Sebastián Bisole, enólogo de la bodega.

¿Cuántos de estos viñedos tienen certificación orgánica?

SB: Comenzamos en el 2012 con la certificación de 18 has y desde este año hemos incurrido en la certificación del total de la propiedad implantada, es decir 72 has. Es un gran desafío, pero me encanta poder seguir en toda la misma filosofía, aunque anteriormente lo hacíamos indirectamente, hoy te puedo decir que tengo el certificado orgánico para todas las hectáreas y quieras o no, para mí es un sello que te ayuda a demostrar quiénes somos.

La producción tiene la ventaja de trabajar directamente con la naturaleza, con seres vivos y dinámicos, lo que se traduce en una expresión más pura del viñedo. Esto acarrea también ciertos tipos de riesgos que llevan a trabajar y comprender el campo cultivado desde una visión más global para contrarrestarlos. Se hace un uso consciente de los insumos y se cuidan los recursos. Es ser responsable con las personas, con el medio ambiente y la sustentabilidad de espacios futuros. En términos de certificación, a través de un protocolo de cumplimento, no solo podemos demostrar el concepto de sustentabilidad, sino también la inocuidad (desde parámetros químicos) de un producto. Permite una diferenciación avalada por un tercero.




¿Podrías describir cuál es la postura de la bodega frente al manejo sustentable desde sus comienzos y cómo fue evolucionando?

SB: Los primeros vinos realizados por Casa de Uco tenían un concepto un poco más tradicional, distinto al estilo que se buscaba o deseaba, esto se debió un poco al miedo de salir de los vinos que estaban en el mercado, cuesta comenzar un proyecto y animarse a ser diferente, pero acá había algo particular, la fuerza de que la ideología se expresara en un vino era muy marcada. Fue así que en el 2016 cuando me encargan el área enológica y junto a nuestro asesor y no solo gran profesional sino también una excelente persona, el señor Alberto Antonini, comenzamos el desarrollo de la esencia de Casa de Uco expresada en una botella de vino.

Nuestra enología es de poca intervención, partimos de muchos estudios de suelo y variables climáticas y de tareas culturales en la finca para definir un óptimo momento de cosecha, y luego en bodega acompañamos todo ese gran trabajo, pero desde una perspectiva menos intervencionista, esto hace referencia al no uso de levaduras, a la no corrección de acidez, al no uso de enzimas, nutrientes, etc. Siempre cuento la anécdota que cuando la bodega se construyó en el 2016, que fue un año muy frio y lluvioso, la decisión de no usar levadura seleccionada conllevaba un miedo interesante, y el primer vino que ingresó a la bodega tardó seis días en comenzar a fermentar, lo que llevó a que nos turnáramos con el equipo en horas de rezos contantes (dice sonriendo Sebastián).

Hemos ido aprendiendo y creciendo en conocimiento, para hacernos más fuertes y así vamos aumentando la convicción de que este es el camino, de apostarle cada día más a estos tipos de elaboraciones, de vinos, de ideología.

¿Qué acciones concretas se desarrollan en la bodega en materia de investigación constante?

En el viñedo tenemos estudios muy específicos de suelo, hoy es algo bastante común en fincas de algunas bodegas de calidad. En nuestro caso llevamos más de seis años analizando los suelos, mediante calicatas, rizotrones (son estructuras de vidrio pegadas en una de las caras de la calicata, que nos permite ver el crecimiento radicular, y así asociarlos a crecimiento de brotes, riego y fertilizaciones), y muchos más análisis que nos permiten determinar qué hacer, dónde, y cuándo, todo eso es muy importante para nosotros, para saber de dónde vamos a sacar la uva de cada vino y en qué momento.

En cuanto a bodega, estamos trabajando en el desarrollo de nuestras propias levaduras, creemos que es nuestro mayor condicionante para poder hacer los vinos que hacemos. Ese estudio se realiza mediante las levaduras indígenas que tenemos en nuestra finca y que se desarrollan en nuestra bodega. Nos gusta saber quiénes son estos pequeños microorganismos y cómo podemos ayudarlos para que sean más eficientes en su labor.

Sos muy joven y te sumaste aún más joven a la bodega, ¿qué fue lo que te atrapó del proyecto que hizo que te quedaras y que aún te sigue cautivando?

Mi comienzo en Casa de Uco fue en el 2012, donde comencé el desarrollo de la producción orgánica, luego en el año 2014 me hice cargo de toda el área agrícola, y en el 2016 comencé a desarrollar el área enológica, obviamente con un gran equipo a mi lado. Hoy día estoy abocado 100% a la bodega. Casa de Uco era y es, un proyecto nuevo, pero con una filosofía muy fuerte y marcada, basada 100% en la sustentabilidad, en el cuidado del medio ambiente, en el Terroir. Desde un principio aprendimos todos juntos a trabajar, aprendimos a aprender y a equivocarnos, aprendimos a qué es y cómo es hacer vino sin intervención, a mejorar las técnicas y a conocer cada una de las 70 has que tenemos en Chacayes y de las 30 que tenemos en el Cepillo para que el terroir y la uva sean los principales actores del vino. Eso me motivó, me atrapó y lo mejor de todo, es que Casa de Uco recién está comenzando a crecer, estamos en nuestra etapa inicial aún, y eso es lo que me gusta, creo que junto a todo el equipo tenemos mucho para dar, aprender y demostrar.

En cuanto a los vinos, todo lo explicado anteriormente, generó un cambio muy interesante a partir de la añada 2017 y creo que cada día vamos mejorando un poco más, de a poco, pero vamos mejorando.

¿Qué vino dirías que representa mejor a lo que es la bodega en sí, a su filosofía y por qué?

Salvaje Malbec Orgánico, este vino representa 100% a Casa de Uco, dado que por su lado Salvaje revela al Malbec en su forma más natural, donde la certificación orgánica nace por convicción, y eso nos permite demostrar que la expresión literalmente natural del viñedo puede mantenerse desde la uva a la copa. Este vino representa una ideología, un camino, una experiencia, y es hacia donde vamos.

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