Castrelo das Pedras 1836


As Bouzas, una pequeña aldea perteneciente al ayuntamiento de Castrelo De Miño en la provincia de Orense, comunidad autónoma de Galicia, fue el lugar elegido, una zona que destaca por su clima templado y húmedo, con buena amplitud térmica y temperaturas promedio de 14,5° C a lo que se suma la marcada influencia del océano Atlántico del que dista a unos 45 km.  Se trata de suelos muy minerales, con gran presencia de hierro, grafito, boro, mica y tiza; mezcla de pizarras y granitos.

“Galicia nos deslumbró desde el primer minuto que la recorrimos, con su inmensa historia y tradición viva y la posibilidad de unir nuestra experiencia de este lado del mundo con las raíces del viejo mundo. La riqueza y la simpleza de este lugar, con sus pobladores y su idiosincrasia, pueblos con un encanto mágico y suelos con un potencial tremendo para poder hacer vinos de alta calidad”, así lo expresa Héctor Durigutti.

Y es que los hermanos decidieron viajar a Galicia por primera vez hacia el 2014 y descubrieron ese gran potencial de los vinos de la zona y fueron cautivados por la filosofía local. Lo curioso es que Héctor y Pablo nacieron en el este de Mendoza, particularmente en Rivadavia, y terminaron por esos azares del destino pisando otro pueblo de igual nombre, también “Ribadavia”, conectando el origen mendocino con el gallego, como siempre hubiera sido algo que debía suceder. Recorrieron toda la región y hacia el 2016 se decidieron a comprar unos viñedos y una casa antigua de piedra de 1836, situada en el corazón de esta aldea As Bouzas, que en su época fue una bodega familiar, hecho del cual los Durigutti deciden tomar el nombre para su nuevo proyecto en el viejo mundo. Este mismo “castrelo”, un año más tarde, se vería envuelto en un proceso de restauración que le permitiría convertirse luego en el lugar de guarda de los vinos.

La primera vendimia fue en el 2017 a partir de viñedos plantados entre laderas de marcadas pendientes, bancales y terrazas, trabajados de manera artesanal. Se trata de 9000 m2 de viñas propias con espaldero tradicional de los años 70’, emplazados en As Bouzas, a unos 200 a 350 m.s.n.m. de donde surgen los vinos blancos de guarda. 

“Este escenario es maravilloso y en lo personal un nuevo desafío para elaborar vinos blancos, algo que siempre cautivó mi atención, a pesar de hacer principalmente vinos tintos en Argentina. Las cepas autóctonas de este lugar nos permiten crecer con nuevas apuestas profesionales, combinando nuestra mirada de afuera, pero donde nos sentimos como en casa”, dice Pablo Durigutti.

Los vinos de Castrelo das Pedras 1836 rinden un tributo a los vinos elaborados en aldeas, donde eran las pequeñas familias quienes elaboraban los vinos siguiendo una larga tradición gallega, un concepto que se encuentra reflejado en el nombre de estos vinos apelando a su origen: Raíces del Miño, Vinos de Aldea.  Porque las uvas nacen de la labor comunitaria de esta gente, con profundas raíces e historias en una comarca de muy poquitos moradores, pero con milenaria tradición haciendo vino, y porque este oasis productivo mira y se nutre de ese río que lo bautiza.  

Tenían entonces el lugar, ese “castrelo” que dio vida a la reconstrucción de la bodega propia, los viñedos y un entorno cultural que los había atraído desde un comienzo. Hacia el 2017 se materializa la sociedad de Castrelo Das Pedras 1836 entre los hermanos Durigutti,  el enólogo italiano Attilio Pagli, ya conocido por Héctor, con quien tuvo la posibilidad de trabajar en conjunto años atrás, y el empresario y viticultor local Francisco Cernadas, siendo estos dos últimos, las piezas clave que faltaban para rodar en equipo este proyecto. 

¿Y cómo son estos primeros vinos elaborados en Galicia? Se trata de dos blancos hechos con variedades emblemáticas de la zona bajo la denominación de origen Ribeiro, los cuales nacen con una partida limitada de 7199 botellas en total (cosecha 2017). La bodega cuenta hoy con 4 cocciopestos italianos de cemento cocido de la Marema (Toscana), uno de 1000 litros, otro de 1700 litros y dos de 3000 litros.

Raíces del Miño Cepas Autóctonas 2017 – D.O. Ribeiro. Se trata de un blend de blancas  compuesto por un 50% de Treixadura, 45% de Albariño, 4% de Godello y solo un 1% de Loureira, logrando una perfecta integración de las cepas tradicionales con carácter local. De color amarillo pálido con tonos verdosos, es aromáticamente intenso con notas de cítricos frescos, frutos de carozo, manzana verde y ananá. Aborda el paladar con cuerpo medio, algo graso y acidez firme que define su frescura. Regusto tropical de final medio.

Partida: 3339 botellas (1512 disponibles en Argentina)

Raíces del Miño Treixadura 2017 – D.O. Ribeiro. Un vino que representa a la cepa blanca emblemática del Ribeiro, la reina de los viñedos, distinguida y armoniosa, sensible a la altitud, por lo que su cultivo se extiende mayormente en las laderas bien orientadas. De color amarillo pálido con tonos verdosos, en nariz este vino es profundo con notas que recuerdan a flores frescas, manzana verde, peras, damascos y pimienta blanca recién molida. En boca fluye ágil con acidez tensa que define rica frescura, mientras despliega un sabroso matiz frutal. Final medio a largo con regusto de frutos frescos.

Partida: 3860 botellas (1512 disponibles en Argentina)

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